En este artículo te conté el caso de cuando duplicamos la facturación en entradium al multiplicar un 250 % el coste de nuestro servicio
Ahora quiero contarte los 2 aprendizajes fundamentales que saqué de esa acción:
1.- Ir de cara siempre es positivo
A los clientes más grandes les llamé personalmente explicando cómo y por qué hacíamos ese cambio. Les dije que lo íbamos a hacer pero a la vez les pregunté cómo creían que les afectaría y de qué forma podíamos minimizar el impacto que iban a tener.
De esta manera conseguimos que aceptaran el cambio de buena manera, les involucramos en el cambio, y además nos pusimos de su parte a la hora de hacerles ver que entendíamos que para ellos podía ser un inconveniente
2.- La gente no sabe realmente cuánto paga por el servicio
Al hacer esta comunicación varios clientes me comentaron que OK al cambio pero que no sabían realmente qué tarifa estaban pagando hasta ahora. Esto me sorprendió, pero cada vez me sorprende menos y me ayuda a entender que el precio es solo una variable más, y ni mucho menos la más importante, en la toma de decisión de un proveedor concreto.
En emprendemelón tengo mucha gente que tiene dificultades a la hora de definir el precio de su producto o servicio. Sobre todo porque piensa que es caro para sus clientes. El problema es que muchos de esos emprendedores acaban poniendo un precio bajo a su producto o servicio por miedo. Y lo único que acaban consiguiendo es tener clientes de baja calidad, no cubrir sus costes y no crecer en su proyecto.
El precio es una variable más y no la fundamental, sobre todo cuando tienes clara cuál es tu propuesta de valor, es decir, qué le estás ofreciendo a tu cliente y por qué te va a comprar a ti en vez de a tu competencia. Definir bien tu propuesta de valor te va a permitir establecer un precio para tu producto o servicio con el que te sientas realmente cómodo.
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