Anoche tuve una idea.
Una idea de un nuevo producto digital
que sacaré a la venta más pronto que tarde.
Eran las 21.35 horas y lo que hice
fue comentarlo con mi amigo Luis y luego con mi amigo Mario.
-Luis, he pensado en crear esto, ¿qué te parece?
-Mario, creo que esto mola, ¿cómo lo ves?
Eran las 21.35h de un viernes pero me daba igual.
Un par de audios de whatsapp intercambiados
con cada uno y consigo 2 perlas
2 conceptos que me ayudan
a depurar el producto.
Luis me dice que le parece bien
pero que no lo cree de manera tan
genérica sino que lo centre a una
sola temática por entrega.
Mario dice que lo compraría pero que
en vez de en cantidad me centre en pocos
conceptos lo más desarrollados posibles.
21.55h tengo un boceto de producto mucho más
completo y preparado para el mercado que
la idea que tenía en la cabeza.
¿Qué quiero decirte con esto?
Que si tienes una idea la cuentes.
Sobre todo si a es a alguien que te va a aportar.
No tengas miedo de contarlo.
Lo único que vas a conseguir es tener
una visión más completa.
Si tienes una idea,
cuéntala a quien sea,
escúchate a ti mismo diciéndola en voz alta,
para tocarla,
para sentirla,
para ponerle voz
y casi cara.
No te la guardes para ti, involucra
a tu entorno para que te pregunten por ella y
te den nuevas ideas y aportaciones.
Si ya tienes esa idea y quieres ponerla en marcha,
el primer paso es ver si hay mercado,
si hay alguien dispuesto a pagar por ello.
Eso se consigue con el producto mínimo viable,
y es la parte más importante de tu proyecto
porque te permite dedicar el menor tiempo
y dinero posible para lanzarlo al mercado.
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